viernes, 12 de abril de 2013

COMO AYUDA LA INFORMATICA EN LOS CUENTOS.

Las nuevas tecnologías en la narrativa infantil.

Las nuevas tecnologías aparecen más profunda y más frecuentemente en la literatura juvenil que en la infantil, mientras que en los libros para primeros lectores lo neotecnológico  parece limitarse al uso didáctico o superficial que proponen los libros juguetes o, en narrativa, a una representación que no establece reales diferencias entre tecnología y magia.

Otra conclusión aceptable en este estado de mi investigación es que la influencia de la informática en los métodos de trabajo de escritores, ilustradores, diseñadores y editores ha sido ciertamente más rápida, productiva y, paradójicamente, impercibida, que en los contenidos y formas de las obras resultantes. Es obvio que hoy todos nos servimos de los ordenadores, los programas de elaboración de imágenes, los motores de búsqueda en la web y otros instrumentos informáticos, con independencia del tipo de trabajo intelectual que realizamos. En lo que se refiere al uso del ordenador para escribir o de internet para informarse, no hay una diferencia esencial entre un poeta lírico o un estudioso de la Edad Media, por un lado, y un escritor de ciencia ficción o de guiones cinematográficos, por otro.

Las nuevas tecnologías de la comunicación ingresan en la literatura infantil primero en el contenido: como elementos pasivos del entorno, como asunto, como personaje o como escenario de la acción. Contrariamente a lo que yo mismo había supuesto, he encontrado escasa influencia de las nuevas tecnologías en las formas literarias, y si recuerdo haber leído libros en que la tipografía, las ilustraciones o los intitulados remiten al arsenal informático, apenas se trataba de afeites o trucos para atrapar a los lectores, sin que las obras en cuestión tuvieran una relación seria con la informática o la cibernética.


Lo cierto es que el estilo de una obra depende menos del tema que de la sensibilidad estética, el género, la estructura, la atmósfera o el estado de ánimo que se propone recrear o transmitir el autor. De lo contrario, la biografía de un músico habría de imprimirse en papel pautado, y el ritmo narrativo, la morfología y la sintaxis de un mismo autor, tendrían que diferir radicalmente entre una historia que él hubiese situado en las heladas planicies de la Antártida y otra que tuviese por escenario las fecundas selvas de Birmania.

Con todo, algunas innovaciones hay: El ciberespacio es una forma de paisaje literario que no tiene antecedentes en la narrativa infantil, y lo mismo puede decirse de personajes que no aparecen sino de manera virtual, como Loubia, la amiga del héroe de la serie Le Furet Enquête, quien sólo aparece vía teléfono o internet, mientras él corre la aventura en una comarca lejana. Por su parte, el lenguaje literario ha sido enriquecido con términos híbridos de argot juvenil, caló marginal y jerga informática, o directamente surgidos de la fantasía cibernética narrada. 

En cierto modo, podríamos considerar que la mejor prueba del impacto de las nuevas tecnologías en la literatura es la huella que dejan en libros que podían haber prescindido perfectamente de ellas. El brasileño João Carlos Marinho, años después de utilizar los ordenadores como elemento central de O livro da Berenice, se limita en Cascata de cuspe (Game over para o gordo) al episodio de la tienda de videojuegos que justifica el subtítulo y da pie al secuestro disparatado que es lo esencial del relato. Otro caso de utilización incidental es Software y el estupor informático, en que la inglesa Joyce Dunbar apoya una narración de intención didáctica bastante evidente, en el entontecimiento producido por abusar de un videojuego. Si el nombre dado a la babosa protagonista indica que se asocia su extraordinaria inteligencia al conjunto de programas que hace de un ordenador algo diferente de un electrodoméstico más, el hecho de que otros personajes caracoles ordinarios y no precisamente los más despiertos de la historia- se llamen Disco Duro y Megabyte, indica que no se procura una explotación coherente del interés de los jóvenes lectores por la informática.


La informática y la cibernética han generado mucha polémica a propósito de la pérdida de la privacidad, la sustitución del mundo real por el mundo virtual, la marginación de los rezagados en la vertiginosa carrera de la numerización y la centralización despótica que pueden ejercer –y ya ejercen- los monopolios de la alta tecnología.

Para un escritor, la más respetable las privacidades es la de su solitario trabajo, la de la obra en proceso. Nada de extrañar, pues, que sea el plagio electrónico uno de los temas recurrentes de la narrativa en torno a las nuevas tecnologías de la comunicación, puesto que el viejo temor a ser copiado se corporeiza –si cabe el término hablando, como estamos, de manuscritos virtuales- con las actuales máquinas de escribir “inteligentes”. El “cajón” o “gaveta” donde antes reposaban nuestras obras en proceso se ha convertido en un disco duro perfectamente violable vía módem.
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En la narrativa que nos ocupa también son frecuentes los programas informáticos peligrosos, que conducen al robo, la locura y la muerte. Es lo que ocurre en la citada Pesadilla para hackers y en El caso del videojuego, del también argentino Carlos Schlaen. Aunque al final de esta última obra se descubra todo un tráfico internacional de residuos radiactivos, por lo general las novelas de enigma y detectives abordan la problemática de las nuevas tecnologías de manera más bien individual (son historias con pocos personajes que describen aventuras personales). 

A través de la lectura se adquieren muchos de los conocimientos necesarios para la formación integral del individuo, por ello, la enseñanza de la lectura siempre ha sido una actividad central en el ámbito escolar. El constante interés que ha suscitado la lectura, sin embargo, ha estado motivado por distintos planteamientos conceptuales y metodológicos. La diversidad de estudios sobre el proceso y la actividad lectora es síntoma del interés que el tema ha adquirido en el ámbito de la didáctica, analizado desde diversas perspectivas (cognitiva, fenomenológica, estética...). En el ámbito de la didáctica específica de la lengua y la literatura, con frecuencia se habla de la implicación del alumno en los procesos de aprendizaje y de desarrollo de las habilidades comunicativas. Entre éstas, se considera de particular interés el proceso de lectura, por ser el medio de acceso a muy diversos tipos de conocimientos, de referentes culturales y de disfrute. En este proceso de recepción lectora, si bien las aportaciones del alumno lector resultan necesarias, no siempre se contemplan metodológicamente. 



 La Literatura

La Literatura como forma adoptada por el lenguaje, al igual que él mismo, no nos proporciona la oportunidad de situar un inicio histórico de la misma, porque la utilización de las historias contadas de modo oral por los primeros seres del planeta, se constituye en Literatura. Ese modo de escuela basada en una relación diádica entre padres e hijos motivó que la producción literaria quedase constreñida a la repetición por parte de los hijos de las historias que sus padres les contaban, aunque lógicamente éstos últimos fueron recreándose en las mismas, a la vez que las transformaban quitando o añadiendo elementos. Con posterioridad, la Literatura pasó a ser coto exclusivo de los letrados eclesiásticos. Hubo un tiempo en que la escritura sólo era dominada por ellos y por tanto el acervo literario, anteriormente oral, pasó a pertenecerles (NÚÑEZ RUIZ, 1998). De alguna manera, al convertirse al escrito, la Literatura dejó de pertenecer al pueblo que la había creado y desde entonces empezó a pertenecer a las élites. Cuando se introduce en el Sistema Educativo, se convierte en algo que hay que aprender y admirar, pero no saborear  ni gozar, con lo cual pierde su carácter propio con el que había nacido. Así se concibe como el aprender vidas y obras de los autores, que por alguna circunstancia, han destacado o han hecho que sobresalga en la sociedad que les ha tocado vivir.

En general, las finalidades se superponen: se puede leer para obtener información, con la cual después poder interactuar (o viceversa); se puede leer por diversión y obtener información para hacer o para interactuar... Las posibilidades que depara la combinación de finalidades y las actividades y fases del proceso de lectura son múltiples y no concluyen -esto es lo verdaderamente interesante- en el propio acto de lectura. Con ello queda advertido que un mismo texto es capaz de responder a múltiples necesidades, finalidades u objetivos (de entretenimiento o de información) según la perspectiva y funcionalidad de su recepción lectora. Se propone una esquematización que agrupe en bloques genéricos las finalidades de la lectura.



SABER-CONOCER. Leer para obtener información

* Leer para aprender y para saber

* Leer para desarrollar los propios conocimientos

* Leer para investigar

* Leer para conocer las opiniones de otros

* Leer para seguir unas instrucciones


OPINAR-ACTUAR. Leer para interactuar

* Leer para conocer las opiniones de otros;

* Leer para participar (hacer con un estímulo externo)

* Leer para hacer (actuar):

-dar respuesta a una necesidad instrumental y/o funcional (v.g. revisar un escrito propio;...)

-elaborar respuestas

-expresar una opinión (oral o escrita) más documentada

-dar cuenta de que se ha(3) comprendido.

* Leer para transmitir el contenido de un texto a un auditorio


GOZAR-IMAGINAR-ENTRETENERSE. Leer para entretenerse

* Leer para soñar, imaginar

* Leer para divertirse

* Leer para obtener un goce estético

* Leer para disfrutar intelectiva y estéticamente

* Leer para evadirse.


Las nuevas tecnologías en la narrativa infantil.

Las nuevas tecnologías aparecen más profunda y más frecuentemente en la literatura juvenil que en la infantil, mientras que en los libros para primeros lectores lo neotecnológico parece limitarse al uso didáctico o superficial que proponen los libros juguetes o, en narrativa, a una representación que no establece reales diferencias entre tecnología y magia.
Otra conclusión aceptable en este estado de mi investigación es que la influencia de la informática en los métodos de trabajo de escritores, ilustradores, diseñadores y editores ha sido ciertamente más rápida, productiva y, paradójicamente, impercibida, que en los contenidos y formas de las obras resultantes. Es obvio que hoy todos nos servimos de los ordenadores, los programas de elaboración de imágenes, los motores de búsqueda en la web y otros instrumentos informáticos, con independencia del tipo de trabajo intelectual que realizamos. En lo que se refiere al uso del ordenador para escribir o de internet para informarse, no hay una diferencia esencial entre un poeta lírico o un estudioso de la Edad Media, por un lado, y un escritor de ciencia ficción o de guiones cinematográficos, por otro.

Las nuevas tecnologías de la comunicación ingresan en la literatura infantil primero en el contenido: como elementos pasivos del entorno, como asunto, como personaje o como escenario de la acción. Contrariamente a lo que yo mismo había supuesto, he encontrado escasa influencia de las nuevas tecnologías en las formas literarias, y si recuerdo haber leído libros en que la tipografía, las ilustraciones o los intitulados remiten al arsenal informático, apenas se trataba de afeites o trucos para atrapar a los lectores, sin que las obras en cuestión tuvieran una relación seria con la informática o la cibernética.

Lo cierto es que el estilo de una obra depende menos del tema que de la sensibilidad estética, el género, la estructura, la atmósfera o el estado de ánimo que se propone recrear o transmitir el autor. De lo contrario, la biografía de un músico habría de imprimirse en papel pautado, y el ritmo narrativo, la morfología y la sintaxis de un mismo autor, tendrían que diferir radicalmente entre una historia que él hubiese situado en las heladas planicies de la Antártida y otra que tuviese por escenario las fecundas selvas de Birmania.

Con todo, algunas innovaciones hay: El ciberespacio es una forma de paisaje literario que no tiene antecedentes en la narrativa infantil, y lo mismo puede decirse de personajes que no aparecen sino de manera virtual, como Loubia, la amiga del héroe de la serie Le Furet Enquête, quien sólo aparece vía teléfono o internet, mientras él corre la aventura en una comarca lejana. Por su parte, el lenguaje literario ha sido enriquecido con términos híbridos de argot juvenil, caló marginal y jerga informática, o directamente surgidos de la fantasía cibernética narrada.

No obstante, algunas obras dejan ver en su estructura o en las peculiaridades del discurso la influencia de las nuevas tecnologías. Así, por ejemplo, en Los ojos sin párpados, de Xosé Neira Cruz, los mesajes electrónicos que se intercambian los protagonistas ritman la primera parte de la novela, al tiempo que la actitud frente al correo electrónico de varios de los personajes sirve para enriquecer su caracterización. En otro plano, el argumental, Internet contribuye a la solución de la trama al acercar a los protagonistas la información necesaria para conocer la identidad e intenciones de los antagonistas. Otro aspecto interesante de esta novela es que estos usos de las nuevas tecnologías ocurren en una historia que recicla el viejo mito del tangaleirón, la versión gallega del “abominable hombre de las nieves”. 



 La lectura como interacción significativa
Saber leer es saber interaccionar con el texto, seguir sus indicaciones, observar sus peculiaridades, advertir su intencionalidad y aportar los personales conocimientos y habilidades para relacionar los aspectos formales y conceptuales que cada obra, cada texto intenta transmitir a los potenciales destinatarios. La realización de las actividades que componen el proceso de lectura requiere una específica formación que se centra en la metacognición del proceso lector, o sea, en el conocimiento consciente de lo que en cada momento de la lectura deba hacerse. Como señala Aníbal Puente (1996: 21), la lectura, según las concepciones cognitivas es un proceso de pensamiento, de soluciones de problemas en el que están involucrados conocimientos previos, hipótesis, anticipaciones y estrategias para interpretar ideas implícitas y explícitas.
Saber leer: un diálogo entre el texto y el lector

Cuando se sabe reconocer cada una de las palabras que componen el texto se sabe descodificar, pero acaso no se sabe leer. Leer es, básicamente, saber comprender, y, sobre todo, saber interpretar. La reorientación de la concepción de la lectura incide especialmente en la valoración didáctica de las actividades por las que el lector detecta indicios y pautas e integra aportaciones (saberes, vivencias, experiencias...) para establecer inferencias de comprensión y, finalmente, elaborar su interpretación estableciendo sus propias opiniones y formulando sus valoraciones y juicios.

METODOLOGÍA
  • Aprovechar los recursos tecnológicos presentando diversas historias, cuentos, fábulas, leyendas para lograr motivar a los alumnos a leer estas historias que se presentan, de esta manera tendrán mayor interés, recuerdarán con más prontitud al observar imagenes.
  • Realizar actividades de comprensión lectora a partir de historiasque se presenten.
  • Ptresentar historias o cuentosque permitan la expresión oral y escrita .

1 comentario:

  1. El uso de WhatsApp para la aportación de pruebas en un juicio es cada vez más común, por lo que es importante presentarlas con suficiente validez y valor, sino no servirán para nada. El perito informático se encargará de ello.

    La certificación del contenido de WhatsApp, ya sean mensajes o contenido adjunto, asegura al juez que no se han manipulado estas pruebas tecnológicas deben ser verificadas por un perito informatico.

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