lunes, 18 de febrero de 2013


CONCEPTO DE COMPETENCIA

El término competencia procede de “competente”, término incluido en los primeros trabajos de N. Chomsky sobre la “forma del lenguaje”. Es un concepto clave en su teoría ya que ésta es universal, independiente de cada lengua, y explica la habilidad humana para aprender la primera lengua, cualquiera que ésta sea. La teoría explica la competencia (competente), intuición consciente o no, del hablante nativo (su conocimiento de la lengua como hablante- oyente ideal). La competencia es la realidad mental que respalda la ejecución (performance), el uso que el hablante hace de su lengua.

La gramática generativa transformacional pretende describir los procesos mentales que configuran la competencia del hablante y sus reglas no expresan el modo práctico o real de construir una derivación concreta ya que esta última descripción práctica pertenecería a una teoría de la ejecución o performance.

La dualidad competencia/ejecución se relacionan con la distinción saussureana de lengua/habla; sin embargo para Chomsky, la competencia, la lengua, no está en los cerebros de todos los individuos, sino en el de uno, ideal.
El término competencia se ha extendido desde entonces, a varias disciplinas humanas con un sentido amplio de “conocimiento”, “saber”, “capacidad”, referido en ocasiones no sólo al estrictamente lingüístico verbal sino a los correspondientes a los muchos otros códigos de comunicación. La inclusión en el tema de las calificaciones “lingüística” y “comunicativa”, sin embargo, nos habla de una distinción que abarca el aspecto práctico, de la expresión, de la actividad comunicativa concreta en los actos de habla, más allá del puramente mentalista propugnado por Chomsky. Hemos de considerar la competencia lingüística desde la perspectiva lingüística tal como aparece analizada en el texto de Coseriu, Competencia Lingüística; y la Competencia Comunicativa, desde las aportaciones de la Pragmática y de la Teoría de los Actos del Habla, en especial porque ya va implícito en el enunciado del tema y porque en los programas de la Reforma se concede especial relevancia a esta orientación.

APRENDER PARA COMUNICARSE, COMUNICARSE PARA APRENDER. 

 El objetivo del proceso de enseñanza y aprendizaje no es alcanzar la competencia lingüística, sino la competencia comunicativa.

Tradicionalmente sólo se tenía en cuenta la competencia lingüística como meta a alcanzar en el proceso de aprendizaje; al cambiar el enfoque sobre la comunicación, surge como componente fundamental el contexto social, es decir, el medio natural en el que se produce la interacción. La comunicación lingüística responde siempre a una intención del hablante (no siempre explícita), transcurre bajo ciertas limitaciones de carácter psicológico y está sometida a ciertas circunstancias que conforman el contexto. La meta del proceso de enseñanza y aprendizaje debe volverse al desarrollo de la competencia para la comunicación. Sus componentes son:

La competencia comunicativa: Es la serie de conocimientos normalmente inconscientes y necesarios de las reglas lingüísticas, psicológicas, culturales y sociales- de un individuo para utilizar un idioma adecuadamente en cada situación. Conlleva:

La competencia
lingüística (antes
gramatical).
Se refiere al código lingüístico. Es el grado de capacidad que un alumno posee para interpretar y formular frases correctas en un sentido habitual y conveniente. Implica el uso adecuado de reglas gramaticales, vocabulario, pronunciación, entonación y formación de palabras y oraciones.
La competencia sociolingüística. Es la adecuación de los enunciados tanto al significado como a la forma. Se refiere a la relación entre los signos lingüísticos y sus significados en cada situación de comunicación. El usuario de una nueva lengua ha de saber escoger entre los varios medios, formas y registros de comunicación, de manera que sepa adecuarse a cada situacíón concreta.
La competencia discursiva Es la capacidad para combinar las estructuras y los significados en el desarrollo de construcción o de interpretación de un texto oral o escrito.
La competencia de aprendizaje.
Aprender  a  aprender.
Equivale al grado de autonomía de la que un alumno puede gozar para organizar su propio aprendizaje. La autonomía depende de la capacidad de tomar decisiones y asumir responsabilidades, de autoevaluarse y supervisar el propio aprendizaje, de participar activamente en un aprendizaje cooperativo.
La competencia estratégica. Es la capacidad de aplicar estrategias apropiadas para compensar, en una situación de comunicación oral o escrita, deficiencias en el dominio del código lingüístico u otras lagunas de comunicación.
La competencia sociocultural. Es el conocimiento del contexto sociocultural en el que se habla la lengua meta, y la capacidad de adoptar estrategias sociales apropiadas para realizar los fines comunicativos.